CAMBIAR
ESTO NO ESTA AQUI
Saramago
SARAMAGO: LA ALTERNATINA AL NEOLIBERALISMO SE LLAMA CONCIENCIA.
Aquí pueden ver un video con este esclarecedor discurso:
<iframe width="640" height="360" src="http://www.youtube.com/embed/AvBypYy_EHA?feature=player_detailpage" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
El hombre inconcluso
El hombre incompleto busca en las vidrieras infinitas del
televisor los pedazos que le faltan.
Quiere comprar lo que no tiene pero nada es suficiente, el
agujero se hace más grande cuanto mas consume.
Casi nunca se
pregunta que es la felicidad.
El tiempo no le alcanza por lo mucho que debe trabajar para
construir su propia jaula. No tiene tiempo para escuchar las advertencias del
cuerpo y la razón.
El hombre inconcluso creció esperando ser grande para estar,
al fin, entero. Ahora grande, ya no sabe ni lo que busca. Solo sabe que le
falta algo.
Es un desconocido para si mismo, su propia imagen es lo que
cree que piensan los demás sobre él.
No tiene vida interior ni intimidad y vive más pendiente de
su apariencia externa que de su estado interior.
Ha olvidado que es un hombre hecho de cosas que no se
compran.
Su cabeza es una multitud de voces egoístas y ajenas. Hace lo que hace pensando en lo que hara
despues.
Hace callar a su hijo para escuchar a un desconocido por
televisión. Pero deja todo, incluso al televisor, si suena su telefono.
Engulle la comida apurado como si fuera una obligación. Y obligado por el mismo, va a
cumplir con un fin ajeno. Un objetivo que no es suyo, algo que persigue ansiosamente
solo porquemuchos desean lo mismo.
No sabe que ese puede ser su ultimo almuerzo y la ultima vez
que vera a su familia.
No sabe que el milagro del sol cada mañana y de la luna cada
noche
Acabara sin su consentimiento.
GALLINAS
Mientras no poseí más que mi catre y mis libros, fui feliz.
Ahora poseo nueve gallinas y un gallo, y mi alma está perturbada.
La propiedad me ha hecho cruel. Siempre que compraba una
gallina la ataba dos días a un árbol, para imponerle mi domicilio, destruyendo
en su memoria frágil el amor a su antigua residencia. Remendé el cerco de mi
patio, con el fin de evitar la evasión de mis aves, y la invasión de zorros de
cuatro y dos pies. Me aislé, fortifiqué la frontera, tracé una línea diabólica
entre mi prójimo y yo. Dividí la humanidad en dos categorías; yo, dueño de mis
gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo se
llena para mí de presuntos ladrones, y por primera vez lancé del otro lado del
cerco una mirada hostil.
Mi gallo era demasiado joven. El gallo del vecino saltó el
cerco y se puso a hacer la corte a mis gallinas y a amargar la existencia de mi
gallo. Despedí a pedradas el intruso, pero saltaban el cerco y aovaron en casa
del vecino. Reclamé los huevos y mi vecino me aborreció. Desde entonces vi su
cara sobre el cerco, su mirada inquisidora y hostil, idéntica a la mía. Sus
pollos pasaban el cerco, y devoraban el maíz mojado que consagraba a los míos.
Los pollos ajenos me parecieron criminales. Los perseguí, y cegado por la rabia
maté uno. El vecino atribuyó una importancia enorme al atentado. No quiso
aceptar una indemnización pecuniaria. Retiró gravemente el cadáver de su pollo,
y en lugar de comérselo, se lo mostró a sus amigos, con lo cual empezó a circular
por el pueblo la leyenda de mi brutalidad imperialista. Tuve que reforzar el
cerco, aumentar la vigilancia, elevar, en una palabra, mi presupuesto de
guerra. El vecino dispone de un perro decidido a todo; yo pienso adquirir un
revólver.
¿Dónde está mi vieja tranquilidad? Estoy envenenado por la
desconfianza y por el odio. El espíritu del mal se ha apoderado de mí. Antes
era un hombre. Ahora soy un propietario...
Rafael Barrett. 1910.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)